Las playas no desarrolladas o no descubiertas, comúnmente conocidas como playas salvajes, sirven como biomas vitales para la biodiversidad marina. Estas playas no son alteradas con fines recreativos o turísticos y desempeñan un papel crítico en la reproducción y anidación de tortugas marinas, aves marinas y pingüinos. La preservación de estas playas y sus dunas adyacentes también proporciona protección para los ecosistemas interiores y la infraestructura humana contra las condiciones climáticas extremas. Una playa es una forma de relieve situada junto a un cuerpo de agua, compuesta por partículas sueltas como arena, grava, guijarros, conchas de moluscos o algas coralinas. La densidad y estructura de los sedimentos en una playa varían según la acción de las olas y el clima local, creando una variedad de paisajes únicos.