Durante nuestra luna de miel en Shelter Island, mi cónyuge y yo descubrimos la joya oculta conocida como Playa de las Conchas. Nuestro Gran Pirineo estaba ansioso por dar un paseo y, mientras explorábamos la zona, nos impresionó inmediatamente su singular encanto industrial. Las vallas de piquete me recordaron a una época en la que mis padres tenían esperanza en el futuro.
Aunque la playa estaba llena de conchas, las débiles rodillas de mi esposa dificultaron su navegación por el terreno. A pesar de esto, nuestro peludo compañero se divirtió mucho persiguiendo gaviotas y causando travesuras. Definitivamente regresaríamos a esta pintoresca ubicación.