¡Oh, qué experiencia maravillosa fue disfrutar de la gloria de la playa! El agua brillante era tan clara que podías ver el reflejo de tu propio rostro asombrado. La arena, oh la arena, era tan suave e invitadora que era como caminar sobre las nubes. Debo decir que fácilmente podría haber perdido la noción del tiempo y haberme quedado allí para siempre, pero lamentablemente, la realidad llamó.