Esta playa está dividida en dos partes y tiene impresionante arena blanca y rocas sumergidas visibles durante la marea baja. La multitud es mayormente joven, con familias en un lado y personas más jóvenes de las áreas circundantes en el otro. Hay un encantador restaurante y bar en la entrada del estacionamiento y la playa, lo que la convierte en el lugar perfecto para pasar un día. No te pierdas el Quikafarz del jueves, una especialidad bretona popular. Ya sea que estés solo, con pareja o en grupo, esta playa es una visita obligada. Además, es accesible para personas con discapacidades.
La playa es realmente impresionante, casi parece que no estamos en Europa debido a la frialdad del agua.
Esta playa es una verdadera representación de una playa típica de Breton, con su impresionante y cautivadora belleza que se transforma entre marea alta y baja.