Hace unos años cogimos un barco para llegar a esta playa, pero esta vez decidimos conducir. La playa es bastante remota, por caminos empinados y sinuosos. Es tranquilo, con guijarros y muy limpio. Hay algunas cabras, un gato (esperaba más animales) y una hermosa vista de Ítaca. Los yates suelen visitar esta playa. Lamentablemente, cuando fuimos a finales de junio, la taberna estaba cerrada, lo cual fue un poco decepcionante. En general, vale la pena una visita, especialmente si le gusta conducir y disfrutar de lugares tranquilos.
Esta playa es increíblemente serena, no ha sido tocada por el desarrollo, y ofrece una excelente experiencia de natación.
Teníamos toda la playa para nosotros mismos, y fue realmente impresionante. Había una gran cantidad de peces y otras criaturas marinas para observar. ¡La experiencia de tener una playa tan magnífica para nosotros fue absolutamente increíble!