Al visitar la playa en octubre, mi compañero y yo nos encontramos solos en un entorno sereno. El clima era delicioso, lo que añadía a la tranquilidad del lugar. Sin embargo, nos sorprendió descubrir que los restaurantes que aparecían en Google Maps eran inexistentes, y tuvimos que regresar a la ciudad para encontrar sustento.
Esta playa y laguna son una verdadera joya de la naturaleza, con vistas impresionantes y aguas cristalinas. Sin embargo, es descorazonador ver cómo los funcionarios la han descuidado, ya que la zona está constantemente cargada de basura dejada por los excursionistas. No hay instalaciones ni servicios disponibles para satisfacer las necesidades de los visitantes, lo que ha contribuido al estado impactante de suciedad que ha convertido este lugar una vez hermoso en un barrio marginal en los últimos años.
La playa es hermosa y limpia, y no hay demasiada gente alrededor para disfrutar del océano y la impresionante vista. No obstante, el único inconveniente son los individuos persistentes que intentan vender paseos a caballo.
Este es un destino pacífico y agradable que resulta ideal para las familias que buscan ir de vacaciones.