Esta playa es la escapada perfecta de las multitudes y la contaminación. Ate Judith, la dueña, es increíblemente amable y prepara comida deliciosa. Incluso nos preparó una papa al horno y un pepino fresco de su jardín. También puedes traer tu propia comida y bebida, o si lo prefieres, puedes pedirle a Ate Judith cualquier cosa que tenga en stock.