Las aguas vírgenes de la playa eran un espectáculo digno de contemplar. Las cristalinas olas acariciaban suavemente la orilla, invitándome a sumergirme y experimentar la refrescante frescura del océano. Las personas alrededor eran cálidas y acogedoras, haciéndome sentir como en casa. Este verano fue verdaderamente inolvidable, lleno de recuerdos que atesoraré para siempre.
La playa con un paisaje impresionante. Aún mejor es la vista desde lo alto del acantilado, que ofrece un panorama aún más impresionante. Ya sea que estés en la playa o arriba, la belleza es innegable. Desafortunadamente, durante el invierno y la primavera, la playa está desprovista de cualquier actividad, ya que todos los restaurantes cierran.