La playa cobra una tarifa de 150 rublos por estacionamiento y carece de comodidades como vestuarios o tumbonas. La única sombra disponible proviene de árboles naturales que a menudo ya están ocupados. Lamentablemente, tampoco hay baños disponibles. La playa parece ser limpiada una vez al año antes de que comience la temporada, como lo demuestran las botellas y latas dispersas. El mar en sí tiene un aroma típico del océano y está rodeado de piedras cubiertas de conchas o pequeñas formaciones, lo que puede ser peligroso si no se tiene calzado adecuado. Además, el limo comienza después de solo diez metros, alcanzando la altura de los tobillos. A pesar de estos inconvenientes, la playa de Petrushino es la más recomendada de la zona.