Nos quedamos un poco sorprendidos cuando conducimos desde Durres y tuvimos que pasar por una zona industrial, por un camino accidentado con el mar a un lado y un pantano pantanoso al otro. Casi consideramos dar la vuelta, pero afortunadamente decidimos continuar hasta el final del camino. En ese punto, descubrimos un área de estacionamiento y mientras ascendíamos la colina y alcanzábamos la cima, una impresionante playa se hizo visible. No estaba demasiado llena y logramos encontrar tumbonas justo en el borde del agua. Era un pequeño tesoro escondido y definitivamente valía la pena visitarlo.
El Wi-Fi no está funcionando y el personal desconoce la contraseña de ciertas redes. Los baños son básicos pero están bien mantenidos.
Solíamos visitar esta playa varias veces en el pasado, hace muchos años. Durante ese tiempo, el estacionamiento era gratis y la playa estaba excepcionalmente limpia. Traeríamos nuestros propios sándwiches y bebidas. Sin embargo, he oído que ahora está lleno de basura. Con suerte, las autoridades albanesas tomarán medidas para abordar este tema. Esta playa es realmente una joya del Adriático.