La playa ofrece un terreno completamente de arena, libre de cualquier obstrucción rocosa. Es un lugar de inmensa fuerza, donde las olas rugientes del océano nos recuerdan nuestra insignificancia en el gran esquema de las cosas, dejándonos con una sensación ligeramente aislada. Nadar durante el día es seguro, sin criaturas dañinas acechando. Sin embargo, es mejor mantener un ojo en las olas durante la noche. Es difícil de describir, pero la playa se siente como un portal a otra dimensión, una experiencia surrealista que es difícil de olvidar.