Esta playa es el epítome de la diversión familiar, con su arena negra azabache y su pintoresco paisaje. La vista por sí sola es suficiente para que te olvides de todas tus preocupaciones y simplemente disfrutes de la belleza de la naturaleza.
Llegamos alrededor de las 2 de la tarde y nos sorprendió gratamente ver que la playa no estaba invadida por turistas. De hecho, había más lugareños que turistas, lo que hizo que la experiencia fuera más auténtica.
Escuchamos a algunos turistas quejándose de las multitudes en Playa Hermosa (una playa de arena gris) y otra playa cercana, pero estábamos más que contentos con nuestra elección.
Parece que los lugareños han encontrado una manera de ganar dinero rápido cobrando por el estacionamiento, pero fuimos lo suficientemente inteligentes como para estacionar antes de la zona sin salida y evitar la tarifa. ¿Quién dijo que no se puede pasar un buen rato y ahorrar dinero al mismo tiempo?