Este es un lugar asombroso para nadar, aunque es importante destacar que no hay arena ni guijarros, solo rocas que conducen al agua. Sin embargo, es perfecto para relajarse y leer, y la natación es incomparable. El área es muy privada y pacífica, con un baño disponible. Es un lugar ideal para ver la puesta de sol, ya que mira directamente hacia el oeste, y el agua permanece tibia por un tiempo. El único desafío es localizarlo, ya que requiere caminar a través de un estacionamiento y pasar por un monasterio.