El acceso a la playa resulta bastante costoso, aunque la vista lo compensa. Se trata de la playa más cercana al casco antiguo de Dubrovnik, con una amplia zona de bar dotada tanto de asientos interiores como exteriores. Si tienes previsto visitarla, asegúrate de invertir varias horas en ella para que la inversión en la silla y la sombrilla valgan la pena, ya que su precio es bastante elevado.
La carta de bebidas presenta un tamaño decente y los precios son superiores a la media, aunque no exorbitantes. No probamos su comida, pero había muchas opciones de bocadillos y ensaladas disponibles.
La playa es rocosa, lo cual es típico en la mayoría de las playas de la costa, pero el agua es cristalina y refrescante en un día caluroso.
El servicio puede resultar un poco lento, por lo que es posible que tengas que acercarte al bar por ti mismo. Además, en una tarde de un día laborable de junio, solo había unas pocas sillas de playa disponibles, por lo que es mejor llegar temprano para asegurarte un lugar.