Para aquellos que disfrutan de la soledad y tranquilidad de playas menos concurridas, esta idílica costa es una visita obligada. Aunque puede requerir un poco de esfuerzo llegar allí, el viaje bien vale la pena. Después de abandonar la carretera principal, un estrecho camino de macadamia te lleva a través de un frondoso bosque, donde tendrás que caminar unos minutos antes de llegar a tu destino.
Dada su modesta extensión, puede que tengas que ser estratégico para encontrar un lugar donde instalarte. Aunque hay algo de sombra disponible, es mejor llegar temprano para asegurar una ubicación privilegiada. El agua es cristalina, pero ten en cuenta que hay pepinos de mar y hierbas presentes.
Como playa salvaje, no hay duchas en el lugar, pero esto solo añade encanto natural al entorno. En general, este es un lugar perfecto para aquellos que buscan una experiencia de playa pacífica e inmaculada.