La playa es relativamente diminuta, caracterizada por una costa llena de guijarros. Adyacente a ella se encuentra una playa más grande, también compuesta de guijarros, pero con la característica adicional de un alojamiento de Airbnb. Desafortunadamente, el acceso vehicular a esta área no está permitido. A nuestra llegada, una mujer nos informó que el terreno era de propiedad privada y que tendríamos que aparcar nuestro coche y continuar a pie. Aunque no había señales visibles que indicaran esto, notamos que varios otros vehículos y motocicletas ya lo habían hecho. Además, si la playa no fuera de propiedad privada, notamos que había numerosas tumbonas dispersas por toda el área, las cuales optamos por no usar por razones obvias.