El precio fue bastante sorprendente, con un cargo de €35 por 2 sillas y una sombrilla, seguido de una oferta para adquirir alimentos o bebidas. Sin embargo, la vista era impresionante y los colores del mar eran deslumbrantes.
Un aspecto positivo fue el fácil acceso a la playa, con estacionamiento a solo unos pasos de distancia. Además, la playa proporcionaba una silla sobre rieles para que las personas discapacitadas pudieran acceder al agua.
Por otro lado, presencié a una familia a mi lado recoger una jeringa de la arena, lo cual no fue aceptable, especialmente con un niño pequeño presente. Además, el precio era bastante elevado, aunque parece variar según la temporada turística.
Una experiencia peculiar fue la mordida de peces en mis piernas y tobillos, lo cual fue un poco impactante a pesar de haber sido advertido previamente.