Al llegar al estacionamiento cerca de la Roca del Oso, los visitantes tienen la oportunidad de embarcarse en un impresionante camino de granito de 540 metros que asciende a una altitud de aproximadamente 120 metros. Desde este punto de vista, se puede apreciar el impresionante panorama y la icónica formación rocosa en sí misma. Justo más allá del estacionamiento se encuentra un camino de tierra que conduce a la bahía. Aunque inicialmente es ancho, el camino se estrecha gradualmente y se vuelve más agreste, lo que lo hace adecuado solo para los aventureros más intrépidos. La recompensa para aquellos que se atreven a seguir el camino es un encantador mar y la oportunidad de explorar dos calas prístinas accesibles solo a través de terrenos rocosos. En general, esta experiencia es muy recomendable por Robinson Crosuè.