La playa de Sheksna es un refugio privado donde no encontrarás a ningún extraño acechando. ¿Lo mejor? ¡Las tumbonas y las toallas son proporcionadas de forma gratuita! Si necesitas refrescarte, hay duchas, vestuarios y baños disponibles. La seguridad también es una prioridad, con socorristas vigilando la playa. Un café está abierto al público, pero cuidado, los precios son bastante elevados. Los animadores también están presentes, pero su actuación podría mejorar. La playa de guijarros está impecable y el agua es cristalina, lo que facilita el baño. La costa se extiende por 400 metros y la entrada al agua es conveniente. Cuando no hay tormenta a la vista, el agua está perfectamente clara. Durante nuestra estancia a principios de octubre, la temperatura del agua era cómoda, de 23⁰ С, pero bajó a 20⁰ С al final de nuestro viaje.