Al llegar, había esperado que se nos ofrecieran tumbonas gratuitas con la compra de comida y bebida, sin embargo, esto no fue así. A pesar de ello, decidimos alquilar tumbonas y relajarnos en la playa. Después de un refrescante baño en el mar, sentí un pinchazo de hambre y decidí darme un capricho con una hamburguesa. Desafortunadamente, la hamburguesa carecía de tamaño y sustancia, con solo una pequeña albóndiga incluida. Además, las instalaciones del baño y los vestuarios no estaban a la altura, especialmente teniendo en cuenta el costo de la experiencia en general. En resumen, las comodidades podrían haber sido mejoradas para justificar mejor el precio.