Tropecé con esta joya oculta gracias al uso de mapas y Google. Nuestro objetivo era encontrar un lugar accesible y no demasiado concurrido, especialmente durante el pico del verano. Las reseñas anteriores nos habían advertido sobre la estrecha y desafiante carretera que lleva a la playa, y tenían razón: es una sola vía que roza los arbustos, con numerosos baches y rocas. Sin embargo, si puedes superar el viaje, hay un aparcamiento gratuito y una corta pendiente que lleva a la playa. Desde el aparcamiento, incluso puedes vislumbrar una cascada que cae sobre la costa, ¡una vista rara! Aunque la playa es rocosa, está llena de características fascinantes como piscinas de roca, cuevas y oportunidades de escalada. Cuando la marea retrocede, se revela un pequeño tramo de arena, lo que la hace ideal para nadar y hacer surf. Pero asegúrate de llevar tus zapatos de playa ya que las rocas pueden ser afiladas. Los alrededores son impresionantes, con pintorescos paseos por los acantilados. Es una experiencia de playa poco convencional que es hermosa y entretenida, perfecta para aquellos que buscan algo diferente de la típica escena de playa de arena.