Las aguas cristalinas de esta playa superan incluso las de Batumi. La costa es impecable, presumiendo de cómodos vestuarios y refrescantes duchas al aire libre. Los baños están convenientemente ubicados cerca, asegurando una experiencia cómoda e higiénica. El añadido de varios restaurantes deliciosos a lo largo de la costa convierten este lugar en el destino definitivo para la relajación y el deleite.
Quizás solo tuvimos mala suerte. Regresamos por segunda vez, solo para encontrar el mar todavía sucio.
La playa era decente, pero había esperado algo un poco mejor. Afortunadamente, no estaba nada concurrida. Aunque no sea fácil llegar, puedes intentar encontrar un sendero a través del pueblo después de detenerte en algún lugar cerca del punto en Google Maps (solo prepárate para cruzar la estación de ferrocarril). Si te pierdes, no dudes en pedir indicaciones. Es posible que el mar no siempre sea cristalino y que los colores del entorno sean normales, pero en algunos días podría ser más pintoresco. Un aspecto interesante es que se puede ver el ferrocarril mientras se nada en el mar, y es agradable ver pasar un tren. En general, el lugar merece la pena visitarlo, pero no es particularmente excepcional.
La playa es encantadora y ofrece una amplia selección de bares y restaurantes cuando está en temporada.