Esta playa es pequeña y tranquila, ofreciendo dos excelentes restaurantes y fantásticas oportunidades para nadar.
Esta playa aparentemente idílica y remota presume de un encantador sitio arqueológico anidado en su seno. El agua es prístina y transparente, ofreciendo un respiro refrescante del abrasador sol. Sin embargo, no se deje engañar por la fachada pintoresca. La playa está empañada por la presencia desagradable de condones usados y botellas y latas de cerveza descartadas, lo cual resta de la atmósfera por lo demás serena. Además, tenga cuidado con la dirección del viento, ya que un cambio desde el norte puede transformar las aguas tranquilas en un mar turbulento y agitado.
Si bien la playa tiene sus méritos, la arena y los vientos pueden ser bastante implacables, lo que resta valor a la experiencia general. Por otro lado, los atardeceres son realmente impresionantes. Sin embargo, vale la pena señalar que la playa no está exenta de sus defectos; encontramos bastante basura, incluyendo vidrios rotos, lo que hizo que caminar sobre la arena fuera un poco peligroso. Para garantizar la seguridad, es mejor usar algún tipo de calzado al explorar esta playa en particular.
Este lugar costero puede ser pequeño, pero ostenta una ubicación privilegiada en cercana proximidad al pueblo. Los granos de arena pueden ser gruesos e intercalados con colillas de cigarrillo, pero las vistas al océano y la brisa salada crean un agradable escape del ajetreo y el bullicio de la vida diaria.
Visite Lia Beach y dé un paseo tranquilo por el promontorio. Esta tranquila playa está enclavada en una pequeña bahía y cuenta con arena gruesa. Muchos visitantes tienden a pasar por alto traer sus trajes de baño.
Esta playa espectacular presume de aguas serenas tan cristalinas que te sentirás como si estuvieras nadando en un oasis privado. Es el lugar perfecto para parejas que buscan un retiro romántico. Asegúrate de visitar la encantadora Capilla de San Nicolás y descubrir la impresionante joya escondida de Mykonos.