Visitamos la playa en una encantadora tarde de mayo con el sol brillando con fuerza. La playa no estaba demasiado concurrida, quizás debido a la hora del día, pero era un lugar encantador y pintoresco. La arena era lo suficientemente prístina como para extender una toalla y el mar era cristalino y refrescante. El único inconveniente fue la falta de comodidades como bares y sombrillas, razón por la cual le daría una calificación de cuatro estrellas.