Esta playa en Ítaca es definitivamente una de las mejores. El gerente es increíblemente amable y extrovertido, lo que crea una atmósfera acogedora. Los precios de las tumbonas, sombrillas, canoas y tablas de paddle surf son razonables. El agua es cristalina y el paisaje es impresionante.
La playa es un destino espléndido que presume de un ambiente encantador, convirtiéndolo en un lugar ideal para la relajación y la revitalización. El pintoresco y encantador puerto y pueblo añaden atractivo al lugar en general, proporcionando un entorno acogedor e íntimo que es perfecto para desconectar. En general, se trata de una ubicación imprescindible que sin duda te dejará con una sensación de renovación e inspiración.
Decidimos aventurarnos hacia la playa a pie, a pesar del peligro potencial de encontrarnos con un grupo de perros sueltos que pudieran hacernos daño.
Hace unos años cogimos un barco para llegar a esta playa, pero esta vez decidimos conducir. La playa es bastante remota, por caminos empinados y sinuosos. Es tranquilo, con guijarros y muy limpio. Hay algunas cabras, un gato (esperaba más animales) y una hermosa vista de Ítaca. Los yates suelen visitar esta playa. Lamentablemente, cuando fuimos a finales de junio, la taberna estaba cerrada, lo cual fue un poco decepcionante. En general, vale la pena una visita, especialmente si le gusta conducir y disfrutar de lugares tranquilos.