Al llegar a Sardegna-Costa Esmeralda, nos aventuramos a la playa como primera parada. A pesar de la multitud a las 4 de la tarde, nos sorprendió gratamente la arena prístina y las aguas cálidas y refrescantes. La playa estaba impecablemente limpia y el agua era tan clara que podíamos ver el fondo. Además, la tarifa de estacionamiento de 1,50 por hora era razonable y conveniente. En general, fue una experiencia encantadora que estableció el tono para el resto de nuestro viaje.
Esta playa es un auténtico deleite y se puede llegar fácilmente en coche. Aunque el agua puede no ser tan cristalina como en otras playas, es increíblemente serena y no tan congestionada como sus contrapartes vecinas. Además, este lugar es perfecto para observar yates, ya que hay muchas amarras justo frente a la costa.
Esta playa no es ampliamente conocida y, por lo tanto, no atrae a muchos visitantes. A pesar de esto, ofrece una buena protección contra los vientos de mistral. El estacionamiento es espacioso, recién renovado y gratuito. La playa es fácilmente accesible y se extiende por aproximadamente 200 metros.
Esta playa es absolutamente encantadora. La arena es tan densa que se siente como un masaje relajante en tus pies mientras caminas por la orilla. La limpieza de la playa es impecable y verdaderamente impresionante. Visitarla en la segunda mitad de septiembre significa que hay muy pocas personas alrededor, lo que la convierte en una experiencia pacífica y serena. Si estás interesado en el windsurf, te complacerá saber que Claudio dirige un excepcional servicio de alquiler y escuela para ello.