Es difícil expresar con palabras la belleza de esta playa, pero haremos un intento. Para los sudafricanos, es un pequeño trozo de hogar. Cuando la marea está baja, la playa parece extenderse infinitamente, con charcos de roca y una rompiente suave en una brisa marina. El estacionamiento es pequeño, pero gratuito, y los lugareños siempre están felices de charlar y hacerte sentir bienvenido. Las familias llevan a sus perros a pasear y disfrutan de la arena y el mar. Gracias a las dunas naturales, la playa está bien protegida del viento, lo que permite un día largo y perfecto al sol. Y lo mejor de todo, la playa está absolutamente impecable - un testimonio del respeto que los visitantes tienen por esta costa prístina.