Esta playa tiene el potencial de ser un paraíso, pero desafortunadamente, algunos inconvenientes arruinan la experiencia. En primer lugar, la carretera de acceso está cerrada a los coches los fines de semana, supuestamente para priorizar la seguridad peatonal. Sin embargo, esto solo conduce al caos ya que todos intentan conducir y encontrar un lugar para estacionar se convierte en una pesadilla. En segundo lugar, las carreteras que conducen a la playa están bordeadas de agua estancada, emitiendo un olor putrefacto y atrayendo enjambres de mosquitos. Por último, los fines de semana, la playa se convierte en un centro para las familias dominicanas que tocan música fuerte y gritan durante todo el día, perturbando cualquier sentido de tranquilidad. A pesar de estos problemas, solo se puede esperar que la situación mejore durante la semana.