La playa es verdaderamente encantadora, con un encanto natural que es sencillo y modesto. La falta de organización le otorga un cierto atractivo rústico, y los árboles proporcionan sombra abundante para aquellos que buscan respiro del sol. El hotel, aunque no tan majestuoso como lo fue en su momento, todavía ocupa un lugar especial en los corazones de aquellos que han experimentado su antigua gloria. En la actualidad, la playa sigue siendo un oasis de paz, alejado del ajetreo y el bullicio de la vida urbana.