Las playas son encantadoras, sin embargo, la tranquilidad se ve perturbada por el ruido de los visitantes. La falta de respeto mostrada por algunos extranjeros es desalentadora, ya que gritan y hacen ruido, haciendo que se sienta como una tierra extranjera en lugar de Grecia. El constante grito puede ser abrumador y causar incomodidad, incluso llevando a dolores de cabeza.