Esta playa es, sin duda, un espectáculo para la vista, con su impresionante belleza y agua cristalina. No obstante, no se deje engañar por su apariencia, ya que el agua puede ser un poco fría. Llegamos en barco, lo que nos costó una fortuna de 8 euros, y nos recibió un restaurante y sombrillas en alquiler por tan solo 6 euros. La vista desde la cima de la playa es indudablemente impresionante, pero seamos sinceros, es simplemente otra trampa para turistas.