Como viajero indio, descubrí una playa impresionante que no está superpoblada, proporcionando un ambiente sereno para pasar tiempo de calidad con la familia, especialmente con los niños. Las pintorescas vistas del Monte Vesubio en un lado y las rocas circundantes crean un telón de fondo perfecto para la relajación. El anfitrión fue excepcionalmente hospitalario, asegurando una experiencia cómoda para todos los huéspedes. La disponibilidad de tumbonas y sombrillas añadió comodidad, y el anfitrión incluso nos permitió usarlas de forma gratuita, a pesar de llegar tarde con solo media hora restante hasta la hora de cierre. En general, recomiendo encarecidamente esta playa como el destino perfecto para escapar, gracias a su acogedor anfitrión y su entorno idílico. ¡Un 10/10 definitivo de mi parte!