La línea de costa se extiende lejos y ancho, con una suave y polvorienta arena perfecta para descansar o darse un chapuzón en las refrescantes aguas. Incluso en un bullicioso domingo por la tarde de julio, la playa sigue siendo relativamente desocupada, proporcionando un escape pacífico del caos de la vida cotidiana. Sin embargo, la ubicación de la playa deja algo que desear: no hay una zona de aparcamiento designada, sólo un pequeño claro que puede acomodar a sólo cuatro coches. Si el estacionamiento está lleno, los visitantes no tienen otra opción que aparcar junto a la concurrida carretera principal, con coches pasando a toda velocidad. Además, no hay entrada oficial a la playa, obligando a los huéspedes a aparcar sus vehículos en el lado de la carretera y navegar a través de una barrera de protección para acceder a la línea de costa. Para empeorar las cosas, no hay instalaciones de baño o ducha disponibles en el lugar.