Debo admitir que mi experiencia en Sayulita y su playa me dejó con la sensación de haber sido estafado. La playa, que se supone es la principal atracción, está decepcionantemente sucia y ruidosa, llena de materiales de construcción, latas de cerveza y colillas de cigarrillos. Caminar por la playa es un desafío debido a la abundancia de piedras y escombros. Para empeorar las cosas, hay una planta de tratamiento de aguas residuales en medio de la playa, emitiendo un desagradable olor.
Parece que las críticas positivas sobre Sayulita son solo el resultado de personas en la industria del turismo, como tiendas de surf, hoteles e influencers, publicando fotografías retocadas desde ángulos específicos para hacer que parezca un paraíso. Desafortunadamente, esto está lejos de la verdad y los visitantes como yo terminan sintiéndose decepcionados.
A pesar de haber reservado vuelos y alojamiento, insto a otros a reconsiderar sus planes y evitar esta trampa turística. Si decides visitar, prepárate para una experiencia menos que ideal y no te dejes engañar por fotos filtradas de Instagram.