Esta serena playa ofrece una escapada pacífica del ajetreo y el bullicio de la vida cotidiana. Sin olas que perturben la tranquilidad, es el lugar perfecto para que las familias se relajen y descansen. A diferencia de otras playas, no hay música estridente o ruido distractor que arruine la atmósfera pacífica. Sin embargo, durante los meses de verano puede estar un poco concurrida.
Para acceder a la playa, tendrás que pasar por una finca privada. Afortunadamente, la amable familia que posee la tierra proporciona cabañas con cómodas hamacas, servicios sanitarios limpios e incluso servicios de preparación de alimentos. ¿El plato estrella? ¡Su delicioso langosta!
Para un poco de aventura, puedes alquilar kayaks y banana boats. Solo ten en cuenta que el acceso por carretera requiere un vehículo 4x4. Si conduces un sedán, es mejor estacionar en Playa Hermosa y tomar un taxi acuático con un barquero local. Alternativamente, puedes coordinar con el dueño de la finca, el Sr. Esteban Guerra, quien puede reservarte un rancho desde su teléfono celular.
El camping está disponible en la zona, y es posible que incluso veas algunos monos aulladores durante tu estadía. En definitiva, esta playa es una joya escondida que vale la pena visitar.