El hotel era agradable, con habitaciones limpias y una gran vista. El personal era un poco intimidante, pero aún así educado. La comida era decente, con la ventaja añadida de porciones grandes. El único inconveniente era el estricto límite de tiempo de una hora para el desayuno, el almuerzo o la cena, lo que lo hacía un poco estresante. Las comidas recordaban a una buena cafetería, pero en general eran satisfactorias. Durante la temporada baja, la tarifa estándar era de 5400 rublos por día por persona, incluyendo las comidas y el acceso al parque Aivazovsky. El precio también incluía la hermosa brisa del mar y el relajante sonido de las olas. Personalmente, la pasé bien porque no tenía grandes expectativas ni preferencias específicas de comida.