Al llegar, me encontré estacionando mi Nissan March rentada a mitad del camino de tierra, pero la corta caminata a la playa valió la pena. Mientras que las chanclas eran manejables, las zapatillas podrían ser una mejor opción, o un vehículo 4x4 para aquellos que prefieren conducir todo el camino. Una vez que llegué a la playa, me sorprendió su impresionante belleza. Sin una sola alma a la vista, realmente parecía un pedazo de paraíso. Aunque las olas eran un poco fuertes para hacer snorkel, un refrescante chapuzón en el agua seguía siendo una opción. Sin embargo, lo que realmente hizo especial esta playa fue la atmósfera serena. Sentado en la arena con solo mis propias huellas alrededor de mí fue una experiencia verdaderamente mágica. Es importante llevar su propia agua y comida, ya que no hay comodidades cercanas, pero el viaje vale completamente la pena por esta experiencia única en la playa.