¡Ah, contempla la bulliciosa playa pública! Es tan limpia que podrías comer en ella, si te gusta ese tipo de cosas. Pero, desafortunadamente, hay un inconveniente. Cuando el viento se pone juguetón, el mar se vuelve agitado y las olas comienzan a chocar como una fiesta que se ha descontrolado. Y seamos realistas, el viento siempre está tramando algo aquí. Entonces, si buscas un baño sereno, es posible que desees traer unos tapones para los oídos y una tabla de surf.