La experiencia en la playa dejó mucho que desear. El mar estaba infestado de peces, lo cual resultaba bastante repulsivo. Las olas eran monótonamente predecibles, lo que me causó tensión en el cuello mientras nadaba. La arena era excesivamente fina, lo que dificultaba caminar sobre ella. Además, el agua estaba excesivamente húmeda, y me encontré sintiéndome inusualmente salado.