Al llegar a la playa, notamos que el nivel del agua estaba alto. Mientras esperábamos que bajara, disfrutamos de un almuerzo en los campos abiertos cercanos. Tuvimos dificultades para encontrar muchas opciones de pescado y patatas fritas o helado. Sin embargo, no tuvimos problemas para estacionar ya que era fácil y gratuito. La playa era tranquila y poco concurrida, con suaves y arenosas costas. El agua era cristalina y refrescante. En general, lo pasamos maravillosamente. Los lugareños fueron extremadamente amables, especialmente cuando mi esposa tropezó y muchas almas bondadosas acudieron en su ayuda.