La playa fue una absoluta delicia, con aguas prístinas y un entorno impecable. El personal fue más allá para asegurarse de nuestra comodidad, haciendo que nuestra experiencia fuera verdaderamente memorable. Las tumbonas eran lujosas e invitadoras, aunque un poco caras a 25 euros por un par y una sombrilla en la segunda fila. Sin embargo, el paquete incluía toallas y agua, lo cual fue un toque agradable. La comida fue simplemente divina, con una variedad de platos deliciosos que dejaron nuestros paladares vibrando. Disfrutamos especialmente del pulpo a la parrilla, el risotto de mariscos y el ceviche, por nombrar algunos. El servicio fue impecable, con el personal siendo extremadamente amable y servicial. En general, recomendamos altamente esta playa para una experiencia verdaderamente inolvidable.