Nuestra experiencia en el hotel fue excelente. La habitación ofrecía una hermosa vista al mar y la playa privada ofrecía tumbonas de cortesía. El desayuno, servido en forma de buffet sueco, fue encantador, especialmente los deliciosos panqueques de calabacín. Nos alegró recibir toallas frescas todos los días y el personal del hotel y del restaurante fue increíblemente amable. Además, la conveniente proximidad a la parada de autobús y otros servicios hizo nuestra estancia aún más agradable. Sin duda, volveríamos con gusto al mismo lugar nuevamente.