Nos topamos con una magnífica playa que atrajo nuestra atención mientras pasábamos y decidimos quedarnos. Es un lugar ideal para familias con niños, ya que se extiende por una gran distancia. Aunque la playa es pedregosa, el agua es cristalina y turquesa, y después de apenas 2 metros, la arena se convierte en la más fina y suave arena blanca. El agua sigue siendo poco profunda durante bastante tiempo, lo que la hace segura para que los niños naden. Los niños también pueden disfrutar de un parque acuático inflable disponible por 10 euros por persona y día. La playa está rodeada de restaurantes y tiendas, y hay estacionamiento disponible en la carretera. Descubrimos una encantadora Patisserie llamada Sugar cerca y disfrutamos de un fantástico café allí. La playa ofrece duchas y cabinas para cambiarse, y el agua es notablemente más cálida en comparación con la costa oeste de Corfú.
Alquilamos un barco llamado Julia, pero resultó ser extremadamente lento, lo cual no fue mencionado por el personal. Hubiera sido mejor si hubiéramos pedido más información antes de hacer la reserva. El personal fue amable, pero terminaron cobrándonos 10 euros adicionales por el combustible en comparación con el otro alquiler de barcos, a pesar de que definitivamente usamos menos combustible.
¡Esta playa es una visita obligada definitiva por sus increíbles mariscos y un ambiente acogedor! El lugar es impresionante y el servicio es excepcional. Probé las vieiras, el tataki y las gambas, y todos eran perfectos e increíblemente sabrosos.
Cuando visité la playa, el agua estaba demasiado fría para darme un chapuzón, y aunque hubiera estado más cálida, quizás no hubiera sido el lugar ideal para nadar. Sin embargo, la playa sigue ofreciendo una maravillosa atmósfera para relajarse y desconectar.
La playa es impresionante, sin embargo, nos encontramos con algo de basura. La presencia de otras personas no restó valor a nuestra experiencia y la playa ofrece suficiente espacio para que los visitantes se estiren y relajen.